sábado, 19 de junio de 2010

VI Carrera del PISA. Fin de temporada.


Con esta última entrada pongo fin a la temporada. Tras cruzar la meta me sentí satisfecho, satisfecho por la carrera y por la progresión vivida desde el noviembre pasado cuando volví a los ruedos. Pensé que la última carrera iba a ser la de Carmona, pero salí tan contento con el resultado que sentí la necesidad de volver a medirme, ¿dónde? Pues en la VI Carrera del Parque PISA, en Mairena del Aljarafe.

Dos carreras en una semana, como si fuese un atleta de "estile". Obviamente la semana, en lo que a entrenos se refiere, había transcurrido suave, además sentía el cansancio en las piernas por las cuestas de Carmona y sabía que me arriesgaba a conseguir un resultado algo decepcionante en Mairena. Esta cuestión me hizo plantearme la carrera con el objetivo de tratar de alcanzar la misma media por kilómetro que en Carmona. Aunque ésto parezca un tema sin importancia, la tiene y mucha. Antes de esta carrera en todas había salido con la intención de divertirme, sin marcarme metas, y aunque para la Mairena pensaba igual, dentro de mi existía el deseo de obtener un buen resultado. De hecho durante la propia carrera ese equilibrio entre disfrutar por correr y sufrir por un resultado estuvo en discusión en mi cabeza.


Bueno, que me enredo. Tras un breve calentamiento y los pertinentes estiramientos me situé bastante bien, quizás demasiado. En la salida me vi sobrepasado por muchos atletas, muchos de ellos terminaron, a posteriori, detrás de mí. La prueba comenzaba ya con una subida fuerte, pese a querer tomármelo con calma el primer kilómetro pasó a 4'05". Me dije si has hecho eso con la cuesta es que vas rápido, ¡mantén! Aquí creo que estuvo uno de los momentos clave de la tarde. Muy pronto se rompió la carrera, apenas pasado el primer kilómetro ya me encontraba en una fila de atletas, sin grupos.

Pocos metros delante sí que había un grupo de unos 8 atletas, dudé si esforzarme por cazarlos o bien seguir con ese ritmo bueno que ya llevaba. El dilema se decantó por el hecho de no hacer el sobresfuerzo y reservar para tirar al final. Ahora, escribiendo estas líneas sentado en el sofá, creo que fue un error. ¿Por qué? Pues bien, al poco de tomar la decisión, al girar en una de las calles, me encontré con un viento que tuve que combatir en solitario. -Qué pena no ir con el grupo-, pensaba mientras los veía a poco más de 20 metros. En ocasiones ese viento ayudaba y en otras te frenaba notablemente, en función de los giros de la prueba.

La verdad es que dicho grupo siempre lo tuve al alcance de la mano, hasta que a 2 kilómetros del final el viento arreció en una de las avenidas, ahí la brecha se vio incrementada. Pero la lucha ya no era esa, ahora sabía que tocaba sufrir. Tras los múltiples toboganes del PISA, el viento más una dura cuesta me estaban haciendo mella. Sin embargo yo seguía pasando a gente, cosa que siempre anima - este está peor que yo-. Bien, el momento de crisis se traduce en picar 4'18" en el kilómetro 5. Esto me sentó fatal, veía que ese objetivo oculto, por el que quería y no quería luchar, se iba al traste y aunque ahora venía una generosa cuesta abajo donde recuperar, al fondo se veía otro subida importante.

Sorprendentemente la mente funcionó bien. Me dije -baja recuperando y echa el resto subiendo, es la última carrera-. La bajada me ayudó a recuperar el resuello y a acercarme, casi sin querer, a otros atletas. Comenzó la subida y apreté los dientes, pasé a un atletas, me dije: -vamos por el siguiente-, cambié con sorprendente facilidad y alcancé al otro atleta y lo adelanté, puse el punto de mira en el de más adelante y volví a subir un piñón más y ¡sorpresa!, el cuerpo aceptó el envite, no me lo creía.

Tirando cuesta arriba y todo iba bien. Kilómetro 6, pico, 4'00". ¡Buff subidón! A muerte hasta el final. Aún restaba un poco de cuesta arriba y luego terreno favorable, eché todo lo que tenía y cruzo la meta: 25'45", media 4'04". Ahora sí, cierro el puño, con rabia. Objetivo conseguido.

Continuará...

sábado, 12 de junio de 2010

Carmona. Gran sabor de boca.

La semana había transcurrido con mucho curro y con entreno justo. Echando horas como un mulo y saliendo a entrenar con cierta desgana, cansado y pensando en el curro del día siguiente.

Con éstas llego al viernes, día de la carrera. Salgo tarde de currar, para variar, almuerzo pasadas las 16h y decido echar una cabezacita, a sabiendas que no me sientan bien, pero necesitaba descansar. Dormí como una hora y me levanté con menos ganas aún de correr. Pero me dije
-Quillo, musiquita.- Eso era lo que me podía sacar de mi "caraja".

Puse el volumen algo fuertecito, lo siento vecinos, a los Arctic Monkeys, geniales en mi opinión. A los 3 segundos de la primera canción ya estaba moviendo un pié, y a los 10 segundos el resto del cuerpo, y al minuto pegando botes preparando la mochila para irme a Carmona. Para no perder el idilio musical me llevé el ipod que enchufé al coche y seguí con el mismo grupo de la puerta de casa hasta que aparqué a escasos metros de la zona de salida.

Aunque hubo un poco de jaleo, obtuve el dorsal con cierta facilidad. En esta ocasión me había inscrito con el nombre de club KPN Groningen, que no existe, pero iba a competir con una camiseta que me regaló un amigo atleta holandés que trabaja para KPN, como la Telefónica holandesa, y tienen un club en la propia empresa. Esta chorradilla hizo que perdiese algo más de tiempo, ya que me puse en la cola de mi apellido para obtener el dorsal, pero sin embargo me debía haber puesto en la cola de los clubs.

Bueno, calenté un poco y estiré antes de irme a línea de salida. Afortunadamente no era una popular de Sevilla y se podía obtener con facilidad una buena posición de salida, aunque para mi no era prioritario, y más viendo que la cosa ya comenzaba con una cuesta importante.

Se dio el tiro de salida y controlé mucho mi ritmo inicial. Bastante atletas me pasaron en los primeros metros, yo seguía a mi rollo. Más o menos fui tranquilo durante el primer kilómetro y medio, ahí pegué un pequeño cambio. Al poco pasamos por meta para terminar así la primera vuelta de 2.360 metros y ahora restaban otros 5 kilómetros, en los que se encontraba la temida subida al Parador Nacional.

Pero antes de llegar ahí teníamos que volver a subir la cuesta de salida, que esta vez subí con más ánimo y así seguí, aunque llevaba en mente la cuesta que todos comentaban.

Pasamos un arco, llamado la Puerta de Sevilla y comenzaba el temido "calvario" que no fue tal. Subí al ritmo de los atletas que llevaba alrededor, sin perder fuelle, incluso pasamos a algunos. Coronamos y nos encontramos con la impresionante vista de La Vega, genial. Correr esta carrera vale la pena simplemente por ésto. Aquí, en este punto, es cuando tenía previsto echar el resto, bajando, siempre se me dio mejor que subir.

Dicho y hecho, aún admirando las vistas cambié el chip y amplié zancada, comenzaba el descenso a tope, pero no a mi tope, sino al que me permitía el piso. Al transcurrir por la zona antigua de Carmona la carretera estaba empedrada y en dos ocasiones mi zapatilla resbaló y sentí cierto "canguelo". Así que reduje el ritmo de descenso hasta que la pendiente se suavizó un poco.

Cuando se empezó a llanear vi que el grupo en el que iba había desaparecido, ya todo era un reguero de atletas sueltos y además cada uno iba por donde podía. Unos por la acera, otros por el empedrado, otros por el adoquinado. Yo opté por ir por la mejor trazada, independientemente de la superficie. Esto hizo que dejara atrás a los atletas más cercanos y que me acercase a los de delante, aunque estaban lejos.

Apenas restaban 2 kilómetros para meta, y me veía con buenas piernas, podía mantener el ritmo, pero no incrementarlo, no estoy rápido. Le iba comiendo distancia al de delante pero dudaba que le cazase, miraba para detrás y veía a un atleta con camiseta roja, andaba lejos.

Pasamos el kilómetro 7, quedan 360 metros, estoy más cerca del delante pero yo no tenía sprint, última curva y miro, vuelvo a vigilar al de atrás, está lejos. La curva es muy cerrada, casi hay que parar y arrancar de cero. Veo la meta y me concentro en ella, entonces a menos de 100 metros escucho la gente aplaudir y animar, giro algo la cabeza y veo que tengo encima al atleta de detás, que venía como un avión. Trato de cambiar y lo hago, pero él ya viene lanzado y cuando yo estoy acelerando ya lo tengo al lado y me sobrepasa, le mantengo pero no le paso y casi alcanzamos al que tenía yo delante en la curva. Cruzamos la meta y felicito al chaval por su velocidad y por su sigilo, no le escuché hasta que lo tuve encima.

Aún sin resuello me dan el ticket de Ideain, 30'05", media 4'05", me sorprendo bastante y me alegro. No sólo supone una mejora en la media con respecto a mi carrera anterior en Distrito Sur, aunque esa fuera más larga y calurosa, sino especialmente por la dificultad del terreno. Nunca se me dieron bien las cuestas, y esta carrera las tenía y muchas, así que estoy muy satisfecho de la marca.

De hecho ahora me planteo si alargar un poco más y competir el viernes en el PISA, otra carrera tobogán, aunque de 6.500 metros, o bien desconectar un poco. Tengo que pensarlo.

lunes, 7 de junio de 2010

Por la Ruta del Agua "al fresco"

7:15 Suena el despertador.

7:20 Me peino, me visto y me jalo una barrita de muesli.

7:30 Saco a pasear a Greta, nuestra galga.

7:45 Vuelvo a casa y comienzo a preparar la mochila, a sabiendas de que olvidaré algo, en este caso las gafas de sol.

8:15 Con algo de retraso me monto en el coche y tiro para Guillena.

8:45 Llego a la entrada del tramo restringido de la Ruta del Agua, me cambio y comienzo el calentamiento.

9:00 Breves estiramientos y a patear.

El día apareció algo nublado y la verdad es que la temperatura era muy agradable, incluso tuve que cerrar las ventanillas cuando iba en el coche por el fresquete.

El entrenamiento transcurrió como esperaba, sólo con la novedad de que se me cruzaron varios conejos, se ve que también les gustaba salir por la mañana para evitar el calorcito, además de ver numerosos ciclistas. Como no tenía muchas referencias de distancias decidí llegar hasta el mismo punto donde mi hermano y yo dimos la vuelta la última vez que aparecimos por la Ruta del Agua. Di la vuelta cuando el crono marcaba 31'24".


Poco antes ya habían desaparecido las nubes y el sol comenzaba a calentar, y se notaba, vaya que si se notaba. Sobretodo te dabas cuenta cuando venía algún tramo a la sombra, el cambio de temperatura era palpable. Ya no usaba las cuestas abajo para recuperar, sino esos pequeños oasis a la sobra para respirar profundo y soltar algo de piernas.

Veía que se me empezaba a hacer aquello largo, y calculaba que me quedaban poco más de 5 minutos para llegar al punto de partida. El ritmo no era exigente pero andaba agobiado. Probé, sin embargo, a tirar un poco y sorprendentemente me sentí a gusto. El cuerpo respondió y la última parte la hice notablemente más rápido (sin ir como un avión). Sin duda iba algo enganchado y aquello me sirvió para salir del bloqueo.

El tramo de vuelta lo hice en 30'43", tiempo total 1:02:07, cinco segundos más lentos que la vez anterior, vamos precisión alemana, jeje.


Durante esa hora tuve bastante tiempo para pensar y decidí, tras muchas vueltas y revueltas, cuestas arriba y cuestas abajo, que hasta septiembre (aprox) iba a comenzar a tomármelo muuucho más tranquilo. Salir 2 o 3 veces por semana a rodar tranquilo, sin objetivos, incluso parar totalmente un par de semanas, y ya en septiembre volver a planificar y marcar alguna meta.

Muy probablemente sea Carmona mi última competición de la temporada, el próximo viernes.